lunes, 30 de noviembre de 2009

EL GLACIAR COLUMBIA





Ese día terminamos en Banff, una villa de montaña, pequeña y repleta de tiendas de marca y restaurantes lujosos. Tiene una góndola (teleférico o funicular) que sube a la cima del monte Sulphur; el auge de Banff en el pasado se debió al hallazgo de aguas termales por parte de trabajadores del tren. Por supuesto, el crédito (y las ganancias) fueron reclamadas por su jefe, un tal de apellido Bannf. Así es el mundo y así siempre será como dice la canción. En fin, esa noche fue para hacer un poco de shopping e ir a un club a celebrar al estilo canadiense. Día tres. Después de desayunar, tipo picnic en una gélida mañana en un parque cuyo nombre no recuerdo, iniciamos la partida a otro de los puntos principales de esta excursión. El Glaciar Columbia, o Athabasca, cerca de brewster, es una inmensa masa de hielo compacto y perenne, incrustada en las cimas de un grupo de montañas de una gran extensión. Se puede contratar un paseo que lo llevará a uno en un bus montaña arriba hasta un andén desde el cual de toma el Snowcoach, peculiar vehículo cruza de autobús con monster truck, con seis ruedas gigantes que le permiten bajar una sinuosa cuesta muy empinada, para remontar el camino de morrena (mezcla de hielo y piedra que deja la erosión del glaciar al deshielar) hasta la blanca cima, donde se puede bajar y disfrutar del hielo aún al calor del sol. Puede uno pararse sobre una pulida laja de hielo a través de la cual se podía ver las entrañas de esta blanca mole. Existen ciertas limitaciones de seguridad, al no saberse con exactitud la dureza de ciertas zonas, por lo que hay que cuidarse de permanecer en las partes demarcadas con conos azules.Más allá, el deshielo de este glaciar forma las cataratas Athabasca, otra vista de postal, con caminerías que se internan bajo un laberinto de piedra desde el que se pueden ver distintas chimeneas y remolinos que forma el agua azulísima al precipitarse hasta el río homónimo,

No hay comentarios:

Publicar un comentario